Una oleada de aroma a incienso se confundio con el olor de los cuerpos cremados. Entonando canticos fúnebres, frente a nosotros una procesión taria a cuestas un cuerpo envuelto en un sudario, que rociaron con liquido inflamable y cubrieron con polvo de incienso. Lo colocaron sobre la pira y un familiar masculino- según la tradición, el hijo mayor- prendio el fuego al tiempo que rodaba la pira fúnebre con oraciones, cantos y ritos.
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